programación del sábado anterior SABADO 27 DE AGOSTO DE 2005
invitado central: Andrés Caro Berta
tema: Estados Alterados como experiencia radial independiente
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Andrés Caro Berta en Estados Alterados

Polifacético hombre de la cultura nacional, con amplia formación en el área de la Psicología, ha incursionado tanto en la narrativa como en la dramaturgia y dedicado buena parte de su tiempo a la crítica cinematográfica. Pero su vocación de comunicador social lo muestra reiteradamente vinculado a medios de comunicación tanto radiales como televisivos.

Psicoterapeuta analítico, Perito del Poder Judicial, Director del Taller de Montevideo (para el desarrollo de la creatividad) desde 1985 y de la Escuela de Creatividad de Montevideo, desde 1991; Directivo de la Sociedad de Psicología del Uruguay (desde 1984) y de la Sociedad Uruguaya de Sexología (desde 1988), ha recibido Mención en el certamen nacional de Literatura del Ministerio de Educación y Cultura por su Diccionario Etimológico de lo Sexual (2001).

En el ámbito del cine y el teatro, es autor (entre otras) de la obra Sade, el divino marqués, cuya puesta en escena dirigiera en Montevideo con la actuación de Walter Rey. Esta obra, también estrenada en Madrid fue nominada a los Florencio 2004 como "Mejor Obra de Autor Nacional" y "Mejor Actuación".

Sus obras teatrales se editaron en publicaciones especializadas en dramaturgia, tales como revista CELCIT (de la Argentina) y Dramateatro (de Venezuela).

Actualmente coordina el proyecto Historias comunes (del Instituto Nacional del Audiovisual, MEC) con la Casa de los Escritores, AGADU y Dramaturgos Uruguayos. Crítico de cine desde 1998; se desempeña en la actualidad como Responsable de sección de Cine en Diario Cambio, de Salto, y Columnista de cine-ARTE7.

A nivel literario, ediciones abrelabios le publicó, en 1998, un libro de relatos breves: Adrenalina Montevideanis/Nada será igual. En esta página se incluye uno de los textos que integró ese volumen.

Desarrolló una vasta y diversa actividad en el SODRE (como funcionario, Sub Jefe de Prensa y Propaganda, locutor) y en otras emisoras radiales. Justamente, en CX 26 del SODRE fue donde permaneció durante siete años su programa (de dos horas diarias) Estados Alterados, levantado en el 2004. En la actualidad, es panelista de Apuestas y propuestas, en la emisora M24 (97.9 FM).

En televisión, participó (desde 1971) en diversos programas de Canal 5; entre ellos, del ciclo semanal sobre sexualidad que formaba parte del programa de Cristina Morán En Compañía (1991-1992). Asimismo, fue panelista en el programa Debate Abierto, Canal 10, durante el año 1999.

Gogó y la máquina fotográfica

A Gogó le regalaron una máquina. Fotográfica, claro. Es de linda. Ella realmente no le dio mucha pelota al que se la regaló. Pero ahora no sabe cómo sacar fotos. Y vino y nos pidió ayuda. No sé qué me dijo que ya le habían dicho que tenía el rollo adentro y todas esas boludeces de los que te quieren paquear. Entonces vino y nos pidió ayuda. Nosotros, claro, sacamos pecho, por eso del macho y el pavo real y las plumas que se agrandan y le dijimos, por favor, vení, claro que sabemos, y con aire de suficientes: "A verrrrr...". Hace dos horas que estamos acá. Los tres. Incluida Gogó. Algo es algo. Conocerla (a la máquina, claro) la conocemos. Es de linda... Es toda negra. Y tiene una palanquita que si uno la aprieta para abajo, así, eso, hace un clic. Adelante hay un vidrio, redondo como los ojos de los barcos, pero más chiquito. Debe ser importante porque para lo que es la cámara, es enorme. Quisimos sacarlo, pero está como pegado a las paredes de plástico. La máquina arriba tiene un agujerito. Al Tito se le antojó que era para colocar un enchufe. Sacó un cable pelado que tenía guardado. Una punta la puso en el enchufe de la pared. Y la otra dentro del agujero de la cámara. Pero ni la lámpara se iluminó, ni la máquina hizo nada raro. Eso sí, le dio la tal patada, y el plástico de alrededor se derritió un poco. Suerte que le dio tiempo para arrancar el cable de la pared. Temblando un poco todavía, el Tito dijo: "Esta máquina es imitación". Es que el loco sabe los montones. Seguimos investigando. Lo más asombroso fue que atrás, y no es joda, atrás -si ponés un ojo pegado al vidriecito que hay allì- ves en chiquito todo lo que hay delante tuyo. "Un reducidor", dijo esta vez el Tito. Tá divertidísimo. Es como en el cine o en la tele. La gente pasa al lado tuyo y ves que aparecen y desaparecen. Con el Tito nos turnamos. Un ratito uno, un ratito el otro. Ibamos para adelante y hacíamos monadas, y el otro veía todo por ese agujerito con vidrio. Era para tirarse al piso, de risa. Pero nosotros lo hacíamos por un estudio científico. "Yo creo -así se lo dije al Tito- que una máquina como esta no puede ser para tan poca cosa". El Tito me dijo que tenía razón. Me dijo: "tenés razón". En una de esas, mientras la movíamos para todos lados, pero con orden para acordarnos (izquierda, derecha, derecha, izquierda, un suponer) saltó una tapa y la máquina se dividió en dos. Una para adelante, toda la máquina, bah, y otra para atrás, la tapa. Asombrados, la apoyamos en la mesa de trabajo y miramos detenidamente. ¡Había de chiches! Todos inútiles, según nos dimos cuenta, porque no servían para nada. ¡El vidrio que habíamos visto afuera, llegaba hasta adentro! Ahora bien, como si fuera un huevo de pascuas de plástico, adentro tenía un regalito. Era una cajita redonda, con números, letras, rayas verticales, flechas y todo lo demás. Abrirlo costó mucho. Era como un tacho de basura en miniatura. El Tito, sin mirarme, me dijo: "Lo que pasa es que en Japón todo es chiquito". "Ah", le dije yo, mirándolo y mirando la cámara. Sólo logramos abrirlo cuando el Tito trajo una tenaza e hizo saltar el plástico en mil pedacitos. La desilusión fue total. Adentro había una cinta de plástico, con agujeritos a los costados, toda enrollada. Ni un conejito, ni un caramelo. Ni un "Prueba otra vez". Gogó, a esa altura, nos miraba extrañamente despavorida. "¿Te pasa algo?", le dijo el Tito, que es medio bruto para esas cosas. Ella decía cosas sueltas, extrañas; empezaba una palabra, ¿no? y lloraba, la terminaba y gritaba; iba a decir algo más, ponía los ojos en blanco, por lo que le recomendamos -en el momento- que fuera a un doctor, que estaba muy rara, porque la veíamos muy nerviosa. Claro que todo tiene su beneficio, porque Gogó estaba tan loca, tan en otra parte, que de la máquina pasamos a revisarla a ella y no nos dijo nada.





































más información del ciclo de artymañas...

Anfiteatro de la Galería Puerta de San Juan
Soriano casi Ciudadela, Montevideo, Uruguay
sábado 27 de agosto de 2005 - - -hora 12:00

coordinan:
Pablo Fernández
Zenia García Ríos
Wilson Javier Cardozo
organizan:
revista L S D
ediciones abrelabios
www.cibor.com.uy CIBOR... audio y luces
Galería Puerta de San Juan
http://todo.com.uy - servicios de internet